lunes, 18 de abril de 2011


Nuestra relación binaria esta definida en el mismo conjunto, reflexiva en todos sus pares ordenados. ¿Por qué no paramos con esta maldita combinación lineal de nuestros defectos componentes?
Dejémonos de joder que el tiempo es infinito, pero la vida es finita y acotada, un conjunto cerrado de pasiones y nieve, de amores y melancolías (platónicas, no patológicas), de alegrías y pozos; todos tan asimétricos, tan afortunadamente asimétricos. Y que nuestros caminos dejen de ser oblicuos, perpendiculares, ni si quiera paralelos, sino de la misma ecuación, superpuestos, el mismo camino…
Y así interpretarnos, palmo a palmo, cm. a cm., interpretarnos con todas las propiedades de nuestra geometría, y sin ninguna restricción en nuestros dominios. Interpretarnos, ya no mediante diagramas de Venn, ya no mediante conectores lógicos, sino despejando las incógnitas de nuestros cuerpos…desnudos y en lo oscuro.